
Intereses políticos y empresariales se esconden detrás de una marcha indígena en protesta por una vía interdepartamental que hoy avanza hacia la ciudad de La Paz, sede del gobierno boliviano, tras poco más de 50 días de caminata. De acuerdo con el vicepresidente del país suramericano, Álvaro García, la campaña para desacreditar al Ejecutivo asociada a esta protesta también está relacionada con planes desestabilizadores desde el exterior.
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