
Finalmente de lo que se trata no es satanizar las alianzas entre el Estado y la agroindustria como apresuradamente algunas opiniones sugieren en los medios, y es importante entender que estas alianzas no sólo son deseables si no que son imprescindibles en la construcción de un nuevo país inclusivo..., además debemos ser coherentes con el Plan Nacional de Desarrollo que anuncia desde hace cinco años la transformación de la estructura agraria, dinamización productiva de las comunidades campesinas y territorios indígenas y afianzamiento de los derechos indígenas para la soberanía alimentaria
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