
El hombre que está frente a mí esta mañana de enero cuenta que en 1971, cuando tenía catorce años, en el ayllu (demarcación campesina indígena) donde creció, hubo una persistente sequía. "En la familia tan solo teníamos un saco de maíz. No nos faltaba la carne de llama y oveja pero era la única cosa de comer que quedaba. Mi padre decidió sacarme de la escuela y me fui con él y con cincuenta llamas a buscar más maíz a otro lado del país. Viajamos siempre a pie durante una semana desde nuestra tierra, Orinoca, hacia Oruro y de allá, otra semana más, caminando hacia la región del valle
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