
Hace 17 años, comenzó a ejecutarse el “trabajo sucio” más deshonesto que a los políticos puede tocar desempeñar. Se trata del proceso de descapitalización del Estado. La venta de sus empresas a precios de “perro muerto” y cuyo único objetivo era enriquecer a los que administraban robando y robaban administrando Bolivia.
seguir leyendo en Alainet
No hay comentarios:
Publicar un comentario