
Mientras la oposición radical y conspiradora de Bolivia, constituida por los sectores de la oligarquía terrateniente, comercial y extractiva, apoyada por la descabezada embajada de Estados Unidos, se encuentra en desbande, el presidente Evo Morales realiza esfuerzos para frenar los efectos de la crisis económica mundial y los actos de corrupción de funcionarios de alto nivel de su gobierno.
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