Claro está que dejando de lado el necesario debate sobre el nuevo texto constitucional, y las numerosas leyes que deberán dictarse para hacer realidad sus prescripciones, uno de los problemas más urgentes y graves que se le presentarán al Palacio Quemado tiene que ver con esta pregunta: ¿cuál será el sujeto social que sostenga la vigencia de la nueva constitución?
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